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Sandra Ramos es, junto a Belkis Ayón, Abel Barroso e Ibrahím Miranda, protagonista del viraje que sufrió el grabado en la década del 90. Un fenómeno conocido como “vindicación del grabado cubano”. No se quedó únicamente en esta manifestación: ella produce instalaciones, vídeos, pinturas, collages; está poseída por una preocupación y es la de las migraciones, unida a la memoria, la pérdida y el desarraigo. Si se escribe sobre el tema del éxodo o el migratorio, su nombre tendrá que aparecer obligatoriamente; y si se habla del tema de la identidad o de nuestra “maldita circunstancia del agua por todas partes” -asociada la muerte y a hondos problemas existenciales (como el aislamiento, la levedad...)-, su nombre tendrá que ser el primero en mencionarse. Es así que su obra puede catalogarse como una suerte de Apocalipsis insular y no por ello es localista.

La poesía ocupa un lugar preferencial en toda su obra. Sus piezas exhiben la lógica esquizofrénica sobre la que se construye el imaginario social, una reserva de desencantos y anhelos, pérdidas y recuperaciones, euforia y tristeza. Aceptaciones y renuncias.

En consonancia con esto sus imágenes poseen el aspecto de lo impreciso, de lo deteriorado en tanto trastorno o alteración mental. O de lo que existe como deseo, como aspiración. Tal material permite mostrar un territorio desdibujado por incierto, acuoso en última instancia. Se trata de presencias «idas», enajenadas, del sistema límbico, flotantes, tanto en la queda como en el escape. («Todo lo sólido se desvanece en el aire»). Tal ha sido siempre la encrucijada de Sandra: Irse tras la inseguridad y el ánimo de la utopía, o quedarse en «los charcos de agua sucia» y el desaliento de Utopía.

En los últimos años Sandra vive gran parte de su tiempo en Estados Unidos y, como artista responsable, ha expandido su campo de reflexiones y preocupaciones, de ahí que una parte importante de su producción se alimente de fenómenos culturales, sociales y políticos, así como de códigos visuales de ese y otros países y sobre todo su relación con Cuba.

El segmento de sus obras para Expo-Chicago está pensado bajo el axioma aristotélico de que todo hombre es un animal político. Sandra presenta una serie de trabajos basados en la tensión y en las diferencias ideológicas. Recurre al power ball para hablar de nuestra inserción y sujeción voluntaria en el entramado de dominación a través del deleite: la manera en que la política está diseñada como juego y un gran espectáculo cautivador que nos distrae. Retratos, vídeos y piezas objetuales (en todos está dibujado el rostro de algún político o figura pública connotada) así como una mesa de ping-pong interactiva componen la propuesta de Sandra para el espacio de nina menocal.


Colecciones públicas:
Museo Nacional de Cuba. La Habana. Cuba/MoMA, NY, USA/ ASU Art Museum, Arizona State University. Arizona. USA/ Canvas Art World, Amsterdam, Holland/Casa de las Américas, La Habana, Cuba/Fuchu Art museum, Tokyo, Japón/Ludwig Forum fur Kunst, Aachen, Alemania/ MoLAA Museum of Latin American Art, Long Beach. California. USA/National royal Museum of Art, Ontario, Canadá/Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, Viena, Austria entre otros.

SANDRA RAMOS. General view of the exhibit at Nina Menocal Gallery.

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